Seguidores

domingo, 13 de mayo de 2012

CAPÍTULO 1: PROTECTORA


Meses después del verdadero comienzo de esta historia...

Ya es diciembre, y se nota. Siento el aire helado por toda mi cara y una brisa me agita mi largo pelo oscuro enredándomelo. Cierro los puños dentro de los bolsillos de mi abrigo negro y apoyo la espalda sobre la pared de un edificio. Saco la mano izquierda que se me congela de inmediato, y miro la hora: ocho menos cinco. Rápidamente, la vuelvo a meter en el bolsillo y la muevo un poco para que se caliente. Como no salga ya nos cierran el aula, pienso. Por fin una chica de cabello rubio sale del portal de enfrente. Lleva puesta una chaqueta de cuero marrón y una bufanda azul. Como pantalones lleva unos vaqueros claros y de calzado botas marrones. Además lleva unas orejeras rosas que destacan sobre su larga melena.
 En cuanto se aleja unos metros comienzo a seguirla, como cada día. Cruzo la calle y me pongo detrás de ella guardando las distancias. Cuánto echo de menos hablar con ella, pero es el precio que tiene  que ella esté viva, pero el saber que no se acuerda de mi, que ha olvidado todo lo que vivimos juntas, que llegamos a ser mejores amigas, me duele. Pero esto lo hice de forma voluntaria, fui yo la que me ofrecí. Y ahora es mi deber protegerla, ahora soy su protectora. Pero no todo ha sido voluntario, cuánto ha cambiado mi vida en los últimos meses.

Todo parece ir bien, no veo ningún peligro hasta que ya, al finalizar el trayecto, cruza la calle para llegar a la universidad y un coche negro se acerca a demasiada velocidad para mi gusto. Corro todo lo que puedo,pero en el último instante el coche frena. África no parece haberse dado cuenta, seguro que lleva los auriculares bajo las orejeras. Me permito  unos segundos para respirar  y luego cruzo y entro en la facultad tras ella. Subo las escaleras que llevan a mi aula justo antes de que la cierren. Cuelgo el abrigo y compruebo que está. Sí,  está sentándose mientras Marta le cuenta algo. Suerte que el coche ha frenado y está bien, solo ha sido un susto. Las horas transcurren lentamente hasta que por fin finalizan. Me entretengo un momento recogiendo mis cosas y de repente ya no está. Mierda. Salgo del aula corriendo y bajo las escaleras lo más rápido que puedo esperando verla en la entrada, pero no está. Sin embargo veo a Marta.
-Marta, ¿Dónde esta África?
- ¿Y a ti que más te da?
-¡Es urgente! ¡Dímelo joder!
- Vale, pero no te me pongas así mujer, se ha ido por ese viejo callejón, al parecer con un chico.

Mierda, mierda, mierda. Vuelvo a correr en la dirección que me ha dado, sin despedirme, pero no tengo tiempo. No puede ser, no puede estar pasando, esto es por mi culpa, solo por la mía. Tras una carrera interminable llego al callejón. Está escondido entre un restaurante abandonado y  una casa vieja. Está sucio, muy sucio y hay alguna que otra tubería rota que deja caer finos chorros de agua. Huele mal. Salvo alguna rata o un gato, no suele haber nadie. Un lugar perfecto para secuestrar. Y allí están. Ella agarrada a su cuello y él a su cintura. Se besan. Por un momento pienso que quizás sea un chico normal con el que está saliendo y han venido aquí para tener privacidad. Pero no puedo dejarla sola y menos, cuando veo a ese hombre saliendo de una de las ventanas del restaurante. Lleva una pistola y sin pensarlo dos veces corro hacia ella apartándola y poniéndome en su lugar. Y no solo porque es mi deber que no le ocurra nada, sino porque también es mi amiga y la quiero. No puedo permitir que le pase algo. Ella cae al suelo mientras que él, al darse cuenta de que el plan ha salido mal, huye corriendo y a mi no me da tiempo a hacer nada más. Siento un impacto en el pecho. Caigo. Siento otro impacto en la cabeza producido por el choque con el suelo. Está húmedo. Oigo los gritos de África, chilla mi nombre. ¿Se acuerda de mi? Pero eso es imposible. Todo estás borroso. Noto sus manos sobre mi espalda. Chilla, no para de hacerlo. ¿Es posible que sí se acuerde? De repente alguien la aparta de mi. Ahora todo está oscuro, ¿qué me va a pasar? No lo sé, nadie me lo dice, ¿he fallado en mi deber? No creo, le he salvado la vida, pero alguien se la ha llevado, la he dejado sola, sí, sí he fallado. Soy su protectora y he fallado. ¿Pero cómo he llegado hasta aquí?
Y él, por un momento me he olvidado de él, ¿no le voy a ver nunca más? Le necesito, le necesito más que nunca, ¿a dónde voy? Todo está oscuro, no veo nada, tengo miedo,  un miedo diferente al que he sentido los últimos meses de mi vida. Miedo a no verle nunca más. Ya no oigo nada, todo se vuelve en silencio. Y mi último pensamiento  se lo dedico a él, a mi amor.
Hoy empiezo un nuevo blog, mi primer blog, donde voy a hacer lo que más me gusta:escribir. Para mi esto muy importante y os invito a que comentéis y expreséis vuestras opiniones. Decídmelo todo, lo bueno y malo. Quizás algún día llegué a editar algo, pero para eso me falta mucho, y sería cumplir un sueño, mi sueño,del que estáis participando al leer el principio de esta historia.Espero que os guste. Un saludo: La escritora.